
Los aeropuertos son la pesadilla de la existencia o lugares mágicos que capturan la imaginación. O ambas cosas.
Los aeropuertos comerciales grandes cuentan con filas que serpentean a través de la TSA, largas filas en el snack bar y una caminata a lo largo del sendero John Muir hasta la zona de recogida de equipaje.
Los aeropuertos más pequeños aún pueden brindar la magia de un aeropuerto grande: la emoción de dirigirse a un destino exótico, ver los aviones despegar y aterrizar e ir a la tienda de regalos (si hay una), sin los dolores de cabeza.
Los aeropuertos vienen en todos los tamaños, desde el extenso y abarrotado JFK en Nueva York hasta aeropuertos con un ambiente más relajado como el de Hilton Head/Savannah.
Según datos de la FAA, que rastrea los “embarques” (embarques de pasajeros), el aeropuerto más concurrido del país es el Hartsfield/Jackson International de Atlanta, con 50.950.068 embarques. Eso equivale aproximadamente a toda la población de España (48,3 millones).
Mientras tanto, algunos de los aeropuertos comerciales más pequeños de los EE. UU. (aquellos que reciben servicios comerciales regulares, no chárter) pueden recibir tan sólo 5.000 pasajeros al año.
Utilizando datos de la FAA, hemos seleccionado algunos de los más pequeños.